miércoles, 9 de abril de 2008

Resolución Política del Congreso de La Serena

Partido Socialista:


La Serena, enero de 1971
1. El triunfo electoral del camarada Salvador Allende y la posterior instalación de la Unidad Popular en
el gobierno, tras de infligir una grave derrota a la burguesía y al imperialismo han generado nuevas y
favorables condiciones a la clase obrera y a las masas chilenas, para una efectiva conquista del
poder que hace posible iniciar la construcción del socialismo en el país. A su organización, grado de
conciencia y experiencia combativa, los trabajadores suman ahora una correlación de fuerzas
favorable y el control sobre una parte fundamental del aparato gubernamental.
Sin embargo, las clases poseedoras conservan prácticamente todos los elementos para seguir
ejerciendo su dominio de clase. En estas condiciones, el Gobierno Popular desenvuelve su acción
entrabado por la institucionalidad burguesa y por la resistencia cada vez más activa desplegada en
todos los planos por la reacción nacional y extranjera.
2. Después del triunfo electoral, la Unidad Popular debió enfrentar distintas reacciones políticas de la
burguesía, cada una de las cuales encerraba el mismo objetivo contrarrevolucionario: impedir el
ascenso de los trabajadores al aparato estatal. Unos intentaron crear el pánico y el caos económico;
otros, que jugaron al golpe de fuerza fascista, vieron frustradas sus intenciones por el asesinato del
General Schneider, que provocó un repudio nacional; otros, buscaron ganar tiempo, bloquear el
cumplimiento del programa e inmovilizar al gobierno popular tras la exigencia de las llamadas
"garantías democráticas".
En los momentos actuales, la burguesía se agrupa alrededor de la Democracia Cristiana y
secundariamente alrededor del Partido Nacional y de la Democracia Radical. La llamada "izquierda
de la Democracia Cristiana" con su permanencia en ese partido y con su indecisión, está sirviendo de
biombo a la Derecha, y a los sectores reaccionarios que participan en la gran conjuración contra el
gobierno del camarada Salvador Allende y contra los trabajadores. Sólo una política de
transformaciones profundas y de aceleración creciente de proceso revolucionario, obligará a una
definición a los grupos de trabajadores democristianos.
3. En el campo de la masa trabajadora, la victoria de la Unidad Popular ha permitido la superación de
la influencia del reformismo burgués democristiano sobre una parte de ella. Además, esta victoria, a
pesar de la desmovilización del pueblo producida después del 4 de noviembre, ha servido de estímulo
a nuevas capas populares que plantean abiertamente sus aspiraciones y contribuyen a ensanchar y
fortalecer el movimiento de masas. El conjunto de las medidas amadas e iniciadas por el gobierno
refuerzan objetivamente la potencialidad revolucionaria de la situación y agudizan la polarización de
las clases. La contradicción entre las fuerzas crecientes de las masas y el poder de la burguesía
definen esta etapa como un período esencialmente transitorio. Nuestro objetivo, por lo tanto, debe ser
el de afianzar el gobierno, dinamizar la acción de la masas, aplastar la resistencia de los enemigos y
convertir el proceso actual en una marcha irreversible hacia el socialismo.
4. Reconocemos autocríticamente que algunas de las acciones de los trabajadores han sobrepasado
a las direcciones políticas de la Unidad Popular y están planteando, de hecho, la cuestión del poder.
Reconocemos también con satisfacción que el compañero Presidente de la República ha estado en la
vanguardia de las iniciativas por el cumplimiento del programa.
El Congreso General del Partido Socialista, junto con reconocer y respalda plenamente la acción
realizada desde la presidencia por el camarada Salvados Allende, afirma que la vanguardia del
proceso revolucionario chileno debe estar constituida por los partidos de la clase obrera como fuerza
motriz de la lucha social. Es responsabilidad de estos partidos reencontrarse con la lucha de masas,

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