miércoles, 9 de abril de 2008

Dejar a un lado el ilusionismo electoral-Clodomiro Almeyda






1 Archivos Salvador Allende
Clodomiro Almeyda:
Dejar a un lado el ilusionismo electoral
Punto Final N° 42 del 22 de noviembre de 1967
Se ha hablado con insistencia en el último tiempo de una "crisis en la Izquierda", lo cual aparece
avalado, según algunos, por las revelaciones que han hecho dirigentes comunistas y socialistas de las
diferencias que existen en las tácticas de ambos partidos. A juicio suyo ¿puede hablarse con
propiedad de tal crisis?
Creo que si en algún proceso cualquiera se produce una crisis ello no envuelve necesariamente algo
negativo. Por el contrario, puede reflejar la maduración de nuevas tendencias creadoras que pugnan
por nacer en agudos antagonismos. La llamada crisis de la Izquierda, que se manifiesta en el plano
ideológico y orgánico y en su liderazgo, refleja en Chile el contradictorio proceso de una toma de
conciencia más profunda de nuestra realidad y de su problemática. Refleja igualmente la discusión
mundial, surgida en el seno del movimiento comunista internacional: las interrogantes abiertas por la
Revolución Cubana con relación a los caminos tradicionales de la Izquierda en América Latina; los
cambios producidos en el propio país en los últimos treinta años, que hacen de Chile algo muy
distinto de lo que fuera en la época en que nacieron y se conformaron los actuales partidos de
Izquierda; refleja la caducidad de las formas orgánicas en que estos partidos concibieron y .-
realizaron su política y expresa por último la caducidad de las generaciones de dirigentes que
correspondieron a ese período, incluyendo por cierto la mía. Digo esto último, porque mi generación,
la que pasó por las aulas universitarias en los años 40, sufrió directamente el impacto de una
concepción tecnocratista y economicista de la realidad que deformó su visión de la lucha política y
del socialismo, a diferencia de la generación actual que se está forjando en un crisol mucho más rico
de experiencias y perspectivas por lo que ésta puede, a mi juicio, en forma más auténtica y creadora,
servir de agente para la emergencia en Chile de una nueva Izquierda en la medida que madure y
decante sobriamente sus propósitos. En síntesis, por eso no me asusta esta crisis, que como todas las
crisis, no se puede programar sesudamente, ni estar exenta de extravíos y excentricidades
accidentales.
De su respuesta anterior se entiende que hay elementos externos que influyen en el proceso actual
por que atraviesa la Izquierda. Esos elementos que usted menciona ¿podrían interpretarse como
propios de unja crisis de la Izquierda en el mundo?
Sí, la pugna chino-soviética dentro del movimiento comunista internacional refleja los cambios
producidos a escala universal en la situación del mundo en los últimos veinte años. En la medida en
que éste es cada día más uno y solidario, la crisis alcanza con sus proyecciones a todos los rincones
de la tierra. Proyectada esa crisis hacia la Izquierda latinoamericana y chilena, dos son los rasgos que
van definiendo la futura y correcta orientación que debe caracterizar en este plano al movimiento
popular en nuestro continente: su creciente internacionalización y su progresiva radicalización.
Su internacionalización, porque es cada vez más claro que todas las luchas de los pueblos del mundo
tienden a integrase en un frente común en contra del imperialismo norteamericano y sus agentes

Chile al borde de un colapso




1 Archivos Salvador Allende
Entrevista a Carlos Altamirano
Entr ev is ta en Punto Final N° 93 del 9 de di ciembre de 1969
Punto Final entrevistó al senador socialista Carlos Altamirano sobre los abiertos síntomas de crisis
que presenta el esquema político nacional. La conversación con el senador Altamirano fue la
siguiente:
—El cuadro político nacional muestra características de crisis aguda. ¿Es que existe un trasfondo
económico y social que justifique esa crisis en la superestructura política?
—Evidentemente. Desde hace mucho tiempo venimos advirtiendo que el sistema "capitalista
dependiente", existente en Chile y en América latina, se ha revelado absolutamente incapaz de
resolver los agudos y urgentes problemas de nuestro pueblo. No se trata de hombres. Es un régimen
el que se encuentra en definitivo e irremediable fracaso. Con el señor Alessandri o con el señor Frei,
Chile no progresa. Exhibimos las más bajas tasas de desarrollo de América latina. La inflación
continúa galopante. La cesantía alcanza los más altos niveles. La agricultura, la industria y la minería
se encuentran estancadas. El cuadro anterior aparece distorsionado por los altísimos precios del
cobre, situación que nos hace figurar con altos ingresos en moneda extranjera por concepto de
exportaciones y a título de impuestos. El hecho concreto e irrebatible es que nuestro país está
tocando fondo en materia de anarquía política, de caos económico, de crisis moral, de frustración
colectiva.
—Debemos considerar muy especialmente el hecho de que aparentemente no existirían razones
para un cuadro tan sombrío y deplorable. Como se encarga de demostrarlo el propio Ministro de
Hacienda en su última exposición al país, Chile ha dispuesto de mayores ingresos por concepto de
exportaciones de toda su historia del orden de los 400 millones de dólares anuales. Esto es, dos mil
millones de dólares en los últimos cinco años. Lo anterior se debe esencialmente, como ya lo
expresé, al aumento del precio del cobre. Si comparamos la situación de Chile con cualquier otro país
latinoamericano en esta materia, resultamos muy favorecidos. Chile dispone de 115 dólares por
persona si dividimos el valor total de sus exportaciones por la población, en circunstancias que países
como Argentina sólo cuentan con 64 dólares por persona. México 48 y Brasil con 19. En otras
palabras, no podemos alegar falta de recursos extranjeros. Aun más, durante los años 1968 y 1969, a
título de créditos e inversiones extranjeros, recibimos según el Ministro de Hacienda, 536 y 540
millones de dólares, respectivamente. Más de mil millones de dólares en sólo dos años. También
debemos recordar que Chile es el país más endeudado de la tierra, excepto Israel. La deuda por
habitante es de 250 dólares, aproximadamente. El país que nos sigue en materia de endeudamiento
es Brasil, 130 dólares por habitante. En estas condiciones, ¿por qué la gravísima crisis política,
económica y social que afecta a nuestro país? ¿Acaso nos faltan los dólares? ¿No ha dispuesto el
gobierno de facultades casi omnímodas para resolver los problemas nacionales? La respuesta a estas
preguntas no puede sino llevarnos a la conclusión de que el problema de nuestro pueblo y de los
pueblos de América latina, no se resuelve con dólares más o dólares menos, con gobiernos
reformistas o con paliativos circunstanciales. Es necesaria una reforma profunda en nuestras

El Partido Socialista en la Revolución Chilena



1 Archivos Salvador Allende

Adonis Sepúlveda Acuña
Nuestra estrategia descarta de hecho la vía electoral como método para alcanzar nuestro objetivo de
toma del poder. ¿Significa esto abandonar las elecciones y propiciar el abstencionismo por
principios? Debemos clarificar este problema sobre el cual, consciente o inconscientemente, se hace
tanta oscuridad.
Un partido revolucionario, que realmente es tal, les dará un sentido y un carácter revolucionario a
todos sus pasos, a todas sus acciones y tareas que emprenda y utilizará para estos fines todos los
medios que permitan movilizar las masas. Atengámonos a un ejemplo histórico: los bolcheviques
utilizaron siempre los elecciones, aunque en situaciones concretas, les declararon el boicot, luchando
activamente para que el pueblo no participara en ellas Lenin se rió del cretinismo antiparlamentario
de los anarquistas, pero a la vez fustigó con violencia inusitada el parlamentarismo burgués, la lucha
electoral sin principios y sin programa, por conquistar votos o cargos. La acción parlamentaria
separada de la lucha por la revolución no tenía sentido para él. ¿Significa esto que los bolcheviques
estaban por la "vía insurreccional" en contraposición a la "vía electoral"? No, a ellos no les cabía
mentalmente separar el fondo de la forma, su esencia revolucionaria de su acción práctica. Es decir,
para ellos había una sola vía: la revolucionaria, expresada en todos sus métodos y acciones. Ahora, si
se trata de responder si es posible conquistar el poder por la vía electoral, entendiendo por esto la
instauración de un gobierno obrero que expropie los medios de producción de la burguesía, para
organizar una sociedad socialista indudablemente, tanto la historia del movimiento obrero como los
principios marxistas dicen categóricamente que no es posible y que una política de este orden sólo
sirve para sembrar falsas ilusiones en los trabajadores. Pero si se trata de utilizar las elecciones para
movilizar las masas, impulsándolas a la lucha revolucionaria y a la insurrección, se estará usando
correctamente un método marxista. Las condiciones concretas determinarán en cada caso las
posibilidades de desarrollar de la mejor manera posible la lucha de clases en todos los terrenos.
Usemos otro ejemplo histórico: los bolcheviques se tomaron el poder en los momentos en que
empezaba a funcionar la "Asamblea Constituyente" que ellos habían exigido y era parte de su
programa y cuyos diputados habían sido elegidos por el pueblo después de la caída del zar y entre los
cuales había una gran cantidad de bolcheviques. Como esa Asamblea le iba a dar forma a una
república democrático-burguesa, con el apoyo del pueblo armado, simplemente la disolvieron para
darle vida a un gobierno de obreros, soldados y campesinos. Es decir, los bolcheviques supieron
utilizar los mecanismos burgueses para la revolución, pero jamás encerraron la revolución en esos
mecanismos.
Afirmamos que es un dilema falso plantear si debemos ir por la "vía electoral" o la "vía
insurreccional". El partido tiene un objetivo, y para alcanzarlo deberá usar los métodos y los medios
que la lucha revolucionaria hagan necesarios. La insurrección se tendrá que producir cuando la
dirección del movimiento popular comprenda que el proceso social, que ella misma ha impulsado, ha
llegado a su madurez y se disponga a servir de partera de la revolución.

LAS PRIMERAS 40 MEDIDAS DEL GOBIERNO POPULAR

1 Archivos Salvador Allende


1. SUPRESIÓN DE LOS SUELDOS FABULOSOS
Limitaremos los altos sueldos de los funcionarios de confianza. Terminaremos con la
acumulación de cargos y sueldos (Consejerías, Directorios, Representaciones).
Terminaremos con los gestores administrativos y traficantes políticos.
2. ¿MÁS ASESORES? ¡NO!
Todo funcionario pertenecerá al escalafón común y ninguno estará al margen de las
obligaciones del Estatuto Administrativo. En Chile no habrá más ASESORES.
3. HONESTIDAD ADMINISTRATIVA
Terminaremos con los favoritismos y los saltos de grados en la Administración Pública.
Habrá inamovilidad funcionaria. Nadie será perseguido por sus ideas políticas o
religiosas; se atenderá a la eficiencia, la honradez y el buen trato con el público de los
funcionarios de Gobierno.
4. NO MÁS VIAJES FASTUOSOS AL EXTRANJERO
Suprimiremos los viajes al extranjero de los funcionarios del régimen; salvo aquéllos
indispensables para los intereses del Estado.
5. NO MÁS AUTOS FISCALES EN DIVERSIONES
Los automóviles fiscales no podrán usarse bajo ningún pretexto con fines particulares.
Los vehículos que queden disponibles se utilizarán para fines de servicio público, como
transporte de escolares, traslados de enfermos de las poblaciones o vigilancia policial.
6. EL FISCO NO FABRICARÁ NUEVOS RICOS
Estableceremos un control riguroso de las rentas y patrimonios de los altos funcionarios
públicos. El gobierno dejará de ser una fábrica de nuevos ricos.
7. JUBILACIONES JUSTAS, NO MILLONARIAS
Terminaremos con las jubilaciones millonarias, sean parlamentarias o de cualquier sector
público, o privado, y utilizaremos esos recursos en mejorar las pensiones más bajas.
8. DESCANSO JUSTO Y OPORTUNO
Daremos derecho a jubilación a todas las personas mayores de 60 años, que no han
podido jubilar, debido a que no se les han hecho imposiciones.
9. PREVISIÓN PARA TODOS
Incorporaremos al sistema previsional a los pequeños y medianos comerciantes,
industriales y agricultores, trabajadores independientes, artesanos, pescadores,
pequeños mineros, pirquineros y dueñas de casa.

Seguir avanzando, golpear juntos, no conciliar






1 Archivos Salvador Allende

Entr ev is ta a Carl os Lorc a, Se cr et ar io Genera l de la FJS
CARLOS Lorca Tobar, secretario general de la Juventud Socialista y miembro del Comité Central del
PS, recientemente designado presidente del Comando Juvenil de la Unidad Popular, nació en
Santiago el 19 de noviembre de 1945.
Ingresó a la JS en 1965, primer año de la administración freísta; en 1969 llegó a ser presidente del
centro de alumnos de la facultad de Medicina de la Universidad de Chile, y en 1970-71 fue vocal de la
Federación de Estudiantes (FECH).
Carlos Lorca obtuvo el título de médico y fue designado para la secretaría general de la JS en la
Vigésima Conferencia de esta juventud política, celebrada en Concepción en septiembre de 1971.
PUNTO FINAL lo entrevistó para registrar sus opiniones sobre la actual coyuntura política chilena y
esta es la versión textual del diálogo:
PF: A su entender, ¿cómo se manifiesta el enfrentamiento de clases en el plano juvenil, Y qué
avances han registrado tanto la izquierda como la derecha en ese nivel?
CARLOS LORCA: La juventud está inmersa como toda la sociedad en la lucha de clases y por lo tanto
no puede escapar a sus leyes, aunque características propias del período vital le dan un sello
particular. Aclaramos que para los marxistas no rige la llamada lucha generacional, ya que la lucha de
clases impone su sello en todo orden de cosas. Ahora que la izquierda chilena hace un balance de lo
realizado en este periodo de transformaciones revolucionarias abierto con la conquista del gobierno
por los trabajadores, no podemos dejar de mirar con ojo crítico la actividad de la izquierda en el
plano juvenil. Han surgido síntomas peligrosos que obligan a rectificar rumbos. La penetración en
sectores juveniles por la organización fascista "Patria y Libertad", que predica que el "nacionalismo"
(léase fascismo) es misión de juventud; la conservación de posiciones de la juventud del Partido
Nacional en el plano universitario, y la mantención y aún el crecimiento de influencia
democratacristiana en algunos sectores juveniles (su conquista de la dirección de la Federación de
Estudiantes Secundarios de Santiago (FESES), por ejemplo), son hechos que deben imponernos una
seria evaluación crítica y autocrítica.
Por otro lado comprobamos que la izquierda, controla las organizaciones juveniles obreras y
campesinas y la inmensa mayoría de las federaciones estudiantiles universitarias y de enseñanza
media. La reciente victoria de la Unidad-Popular en la Federación de Estudiantes de la Universidad de
Concepción (FEC), (donde otra fuerza de izquierda obtuvo la segunda mayoría, N.R.); la victoria de los
candidatos de izquierda en las elecciones complementarias pasadas en las mesas nuevas, donde los
jóvenes tenían muy altos porcentajes de votación, nos demuestra que la juventud constituye una
inmensa reserva revolucionaria que no hemos sabido explotar en la debida forma en la lucha por el
poder, arrebatándole al enemigo de clase la cuota fundamental de poder que conserva y utiliza en su
ofensiva anti-popular.

El Partido Socialista es el Pueblo Militante.

Chile vive un momento crucial de su historia. Estos días sólo admiten comparación con los gloriosos
tiempos de la gesta emancipadora de 1810 y con los trágicos meses que culminaron con el suicido
del Presidente Balmaceda, quien inmoló su vida en defensa de las riquezas nacionales.
Esta vez estamos luchando por nuestra segunda y definitiva independencia.
Queremos hacer de nuestra patria una nación libre y soberana en lo político, en lo económico, en lo
social y en lo cultural.
Esta tarea no puede lograrse sin inmensos sacrificios, sin una gran disciplina colectiva y sin una
resuelta voluntad revolucionaria. Nuestro camino hacia el socialismo surge de una realidad nacional
absolutamente propia y, en consecuencia, debe adaptarse a ella. Las experiencias revolucionarias
ocurridas en otros países nos aportan enseñanzas inestimables. Pero, en definitiva, nuestra
Revolución deberá ser producto del genio creador del pueblo chileno. En consecuencia, la política
revolucionaria seguida por el Gobierno de Salvador Allende es el resultado de decisiones autónomas
y democráticas del pueblo mismo. La lucha por la construcción del socialismo no está subordinada a
ningún centro de dirección política externa ni acepta otro modelo revolucionario que no sea aquel
que surja de la voluntad colectiva de los trabajadores y de la singular naturaleza de nuestra historia.
La política del Gobierno Popular está destinada a convertir al pueblo chileno en protagonista y
usufructuario del desarrollo cultural, social y económico y está inserta en el contexto del proceso
histórico nacional.
Sedición oligárquica
El triunfo electoral no significa la culminación de un proceso sino su comienzo. Hemos prometido
transformaciones reales y profundas en las estructuras vigentes. Sin embargo, al iniciarse el
cumplimiento de estos objetivos los sectores reaccionarios no han vacilado en recurrir a las más
obscuras maniobras para frustrar esta magna tarea histórica.
No se han detenido ante nada. Impulsaron la siniestra campaña del terror, intentaron provocar un
caos financieros, desprestigiaron al país en el exterior, planearon y consumaron el asesinato del
Comandante en Jefe del Ejército, General René Schneider, propagaron noticias alarmistas y armaron
bandas de mercenarios terroristas dispuestos a llevar al país al borde mismo de una guerra civil.
La sedición oligárquica continúa acrecentándose y la insolencia de sus personeros alcanza límites
intolerables. Frente a esta situación el Partido Socialista reafirma su inquebrantable decisión de
cumplir con el Programa de la Unidad Popular y enfrentar sin vacilaciones la enconada resistencia
enemiga.
Mistificación reaccionaria

Resolución Política del Congreso de La Serena

Partido Socialista:


La Serena, enero de 1971
1. El triunfo electoral del camarada Salvador Allende y la posterior instalación de la Unidad Popular en
el gobierno, tras de infligir una grave derrota a la burguesía y al imperialismo han generado nuevas y
favorables condiciones a la clase obrera y a las masas chilenas, para una efectiva conquista del
poder que hace posible iniciar la construcción del socialismo en el país. A su organización, grado de
conciencia y experiencia combativa, los trabajadores suman ahora una correlación de fuerzas
favorable y el control sobre una parte fundamental del aparato gubernamental.
Sin embargo, las clases poseedoras conservan prácticamente todos los elementos para seguir
ejerciendo su dominio de clase. En estas condiciones, el Gobierno Popular desenvuelve su acción
entrabado por la institucionalidad burguesa y por la resistencia cada vez más activa desplegada en
todos los planos por la reacción nacional y extranjera.
2. Después del triunfo electoral, la Unidad Popular debió enfrentar distintas reacciones políticas de la
burguesía, cada una de las cuales encerraba el mismo objetivo contrarrevolucionario: impedir el
ascenso de los trabajadores al aparato estatal. Unos intentaron crear el pánico y el caos económico;
otros, que jugaron al golpe de fuerza fascista, vieron frustradas sus intenciones por el asesinato del
General Schneider, que provocó un repudio nacional; otros, buscaron ganar tiempo, bloquear el
cumplimiento del programa e inmovilizar al gobierno popular tras la exigencia de las llamadas
"garantías democráticas".
En los momentos actuales, la burguesía se agrupa alrededor de la Democracia Cristiana y
secundariamente alrededor del Partido Nacional y de la Democracia Radical. La llamada "izquierda
de la Democracia Cristiana" con su permanencia en ese partido y con su indecisión, está sirviendo de
biombo a la Derecha, y a los sectores reaccionarios que participan en la gran conjuración contra el
gobierno del camarada Salvador Allende y contra los trabajadores. Sólo una política de
transformaciones profundas y de aceleración creciente de proceso revolucionario, obligará a una
definición a los grupos de trabajadores democristianos.
3. En el campo de la masa trabajadora, la victoria de la Unidad Popular ha permitido la superación de
la influencia del reformismo burgués democristiano sobre una parte de ella. Además, esta victoria, a
pesar de la desmovilización del pueblo producida después del 4 de noviembre, ha servido de estímulo
a nuevas capas populares que plantean abiertamente sus aspiraciones y contribuyen a ensanchar y
fortalecer el movimiento de masas. El conjunto de las medidas amadas e iniciadas por el gobierno
refuerzan objetivamente la potencialidad revolucionaria de la situación y agudizan la polarización de
las clases. La contradicción entre las fuerzas crecientes de las masas y el poder de la burguesía
definen esta etapa como un período esencialmente transitorio. Nuestro objetivo, por lo tanto, debe ser
el de afianzar el gobierno, dinamizar la acción de la masas, aplastar la resistencia de los enemigos y
convertir el proceso actual en una marcha irreversible hacia el socialismo.
4. Reconocemos autocríticamente que algunas de las acciones de los trabajadores han sobrepasado
a las direcciones políticas de la Unidad Popular y están planteando, de hecho, la cuestión del poder.
Reconocemos también con satisfacción que el compañero Presidente de la República ha estado en la
vanguardia de las iniciativas por el cumplimiento del programa.
El Congreso General del Partido Socialista, junto con reconocer y respalda plenamente la acción
realizada desde la presidencia por el camarada Salvados Allende, afirma que la vanguardia del
proceso revolucionario chileno debe estar constituida por los partidos de la clase obrera como fuerza
motriz de la lucha social. Es responsabilidad de estos partidos reencontrarse con la lucha de masas,

Tesis internacional del XXII congreso general ordinario.

Sobre la proyección mundial y continental del socialismo chileno
Partido Socialista de Chile.
La Serena 1971
"Al establecer su política nacional, el Partido Socialista debe partir de una realidad objetiva, hoy más
vigente que nunca: la revolución chilena se entronca indisolublemente con el proceso continental y
mundial de la lucha de clases, como lo demuestran los siguientes factores externos que gravitan
sobre nuestro curso local.
1.- Chile es uno de los países del mundo colonial. Su economía capitalista está, en lo esencial,
organizada en función del mercado mundial. Las tendencias económicas internacionales afectan
directamente a nuestro desenvolvimiento. Hay que tenerlas siempre en cuenta, para definir una
política nacional. Por otra parte, no olvidemos que nuestro retraso económico y cultural se debe a
nuestra condición dependiente, es decir, a nuestra ligazón a fuerzas económicas extrañas.
2.- El imperialismo opera con una estrategia global. En su desesperada tarea de hacer frente a la
revolución, unifica a las burguesías nacionales y les da un comando centralizado. La respuesta lógica
de los revolucionarios debe ser su unidad internacional. En América latina, a la OEA debemos
oponerle las OLAS; al Pentágono y al Departamento de Estado, oponerle una dirección revolucionaria
continental. La revolución chilena está indisolublemente ligada a la revolución latinoamericana y
ésta, a la mundial. La cabal y definitiva realización de sus tareas se logrará sólo en la medida en que
se vaya derrotando internacionalmente al imperialismo y a sus aliados, y se vaya estableciendo la
planificación socialista a niveles supranacionales.
3.- Consecuente con su definición marxista-leninista, nuestro partido sustenta el principio del
internacionalismo proletario, que debe expresarse en la solidaridad de la lucha mundial por derrotar
al imperialismo en todos los frentes y en la construcción de un mudo socialista integrado
internacionalmente.
Creemos que todos estos hechos nos obligan a examinar con la mayor seriedad y atención los
procesos externos para utilizarlos en el esclarecimiento y determinación de nuestra estrategia y
técnica locales.
Por otra parte, nuestra participación en la OSPAAAL e integración a OLAS nos pone ante dos
paralelas: una teórica, la búsqueda de una posición propia, ante la conflictiva situación internacional;
otra práctica, la construcción de una directiva continental y mundial para el movimiento
revolucionario.
"La organización de Solidaridad con los pueblos de África, Asia y América Latina (OSPAAAL) y la
Organización Latino-Americana de Solidaridad (OLAS) son un paso hacia la formación de una directiva
internacional de la revolución".

El Partido Socialista en la lucha Mundial y Continental por el Socialismo

Informe básico sobre la situación internacional
1. La posición internacional del socialismo es el aspecto básico de su línea política, por cuanto el
socialismo mismo como ideología y como realidad es un producto de la internacionalización objetiva
del mundo creado por el capitalismo. El socialismo no podrá realizarse nunca como sistema de
convivencia humana, sino en la medida que se universalice y la lucha por el mismo tiene en
consecuencia un carácter internacional insoslayable.
Los intentos de elaborar una línea política construyéndola sobre supuestos fundamentalmente
nacionales y de construir cabalmente el socialismo o el comunismo en un solo país o región, por
vasta que sea, generan necesariamente deformaciones en esa línea, o esa, construcción, que crean
intereses contrarios al socialismo integral.
Por ejemplo, el intento de desarrollar las economías de los países atrasados desde adentro, debe
conjugarse con el hecho fundamental de que la causa de su atraso en lo sustancial deriva del hecho
de que la estructura económico-social del mundo impide que la riqueza ya generada por el
capitalismo se utilice racionalmente en beneficio universal. Resulta así que la mejor contribución a
nuestro desarrollo es la lucha por derrotar al imperialismo en el mundo.
2. En la actualidad, dentro de las tres grandes contradicciones en que se manifiesta la pugna entre
capitalismo y socialismo, a saber, antagonismo entre burguesía y proletariado dentro de los países
capitalistas; antagonismo entre el sistema de estados socialistas y los estados capitalistas; y
antagonismo entre el imperialismo y los movimientos nacionales y revolucionarios de los países
dependientes, aquella que ahora cobra mayor relevancia y cubre y envuelve a las otras dos, es la
pugna entre imperialismo y antiimperialismo.
Ello se debe en primer lugar a que dentro de los países capitalistas, especialmente aquellos más
avanzados, el movimiento socialista revolucionario se encuentra detenido en su desarrollo por la
mayor o menor inserción de la clase obrera de esos países dentro del orden establecido y sólo una
crisis general del capitalismo, que no se divisa debido a los mecanismos que éste ha desarrollado
para conjurarla o atenuarla; o el impacto en su seno de la revolución triunfante en el resto del
mundo, pueden nuevamente ponerlo en acción.
En segundo lugar, ello se debe a que los intereses específicos y particulares de los países socialistas
los llevan a sostener una política de coexistencia pacífica con el capitalismo que embota también esta
contradicción, además que las condiciones creadas internamente por esa competencia originan
tendencias revisionistas en su seno que atemperan el vigor de la solidaridad internacional socialista.
En estas circunstancias, la contradicción que resulta más aguda y con tendencia a agravarse cada vez
más, es la que se manifiesta entre los pueblos retrasados que luchan por liberarse política y
económicamente y el imperialismo, que los mantiene en esa condición.

Estatutos del Partido en Chillán noviembre de 1967

Estatutos del Partido sancionados en el
Congreso General efectuado en Chillán
en noviembre de 1967

Título 1
Del Partido y sus fines
Art. 1°- El Partido Socialista es una agrupación política que une, organiza y capacita ideológica y
prácticamente a los elementos más activos, conscientes y honestos de la clase trabajadora chilena y
demás personas dispuestos voluntariamente a luchar leal, disciplinada y desinteresadamente por la
causa del socialismo.
El Partido Socialista, de acuerdo con su doctrina, sus principios marxista-leninistas y su programa,
expresa y representa los intereses de la clase obrera y de las masas explotadas de Chile en su lucha
histórica por derribar el régimen capitalista vigente y construir una sociedad socialista.
En esta condición, es la vanguardia revolucionaria de los trabajadores, su instrumento fundamental
de lucha y su destacamento más avanzado, resuelto, dinámico y consciente en la conducción y
desarrollo de las luchas diarias y permanentes contra el sistema actual.
Art. 2°- La organización del partido se basa en el Centralismo Democrático, principio que asegura el
ejercicio de la Democracia Interna y permite la centralización del pensamiento de sus miembros para
materializarlo en una acción común homogénea y eficaz.
El Centralismo Democrático establece el derecho del militante de participar, exponer y luchar por sus
propios juicios en la determinación de todos los objetivos y cuestiones del partido a través de la
discusión interna y dentro de las normas orgánicas que regulen este derecho; de elegir de abajo
hacia arriba todos los organismos dirigentes y exigirles rendición de cuentas de su mandato. A la vez,
exige la entrega y concentración de la autoridad en los organismos superiores de arriba hacia abajo,
para que dirijan la organización, la representen, dispongan la forma de aplicar los acuerdos y
controlen su ejecución; la subordinación de la minoría a la mayoría y la más férrea disciplina para
todos y el acatamiento y la obligatoriedad de los acuerdos de los organismos sin excepción. Por
último, establece el respeto mutuo entre sus afiliados y la fraternidad socialista. La disciplina exige
mantener la más absoluta lealtad con el partido y su política y una solidaridad total con las
resoluciones de los organismos superiores.
Título II
Los miembros del partido
Art. 3°- Puede ingresar al Partido Socialista toda persona mayor de 18 años que acepte su
Declaración de Principios, su Programa y sus Estatutos y cuya vida pública y privada sea compatible
con los postulados socialistas y con la defensa de los intereses de los trabajadores.

DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS DEL PARTIDO SOCIALISTA

Publicada en "Consigna" , Sant iago, Nº 1 (19 de marz o de 1934), página 1.
El partido declara y acepta como puntos fundamentales de su doctrina los siguientes:
1°.- Método de interpretación. El Partido acepta como método de interpretación de la
realidad el Marxismo enriquecido y rectificado por todos los aportes científicos y
revolucionarios del constante devenir social
2°.- Lucha de clases. La actual organización económica capitalista divide a la sociedad
humana en dos clases cada día más definidas. Una clase que se ha apropiado de los
medios de producción y que los explota en su beneficio; y otra clase que trabaja, que
produce y que no tiene otro medio de vida que su salario.
La necesidad de la clase trabajadora de conquistar su bienestar económico y el afán de la
clase poseedora de conservar sus privilegios, determinan la lucha entre estas dos clases.
La clase capitalista está representada por el Estado actual, que es un organismo de
opresión de una clase sobre otra.
Eliminadas las clases debe desaparecer el carácter opresor del Estado, limitándose a
guiar, armonizar y proteger las actividades de la sociedad.
3°.- Transformación del régimen. El régimen de producción capitalista, basado en la
propiedad privada de la tierra, de los instrumentos de producción, de cambio, crédito y
transporte, debe necesariamente ser reemplazado por un régimen económico socialista
en que dicha propiedad privada se transforme en colectiva.
La producción socializada se organiza por medio de planes ordenados y sistematizados
científicamente, conforme a las necesidades colectivas.
4°.- Dictadura de trabajadores. Durante el proceso de transformación total del sistema,
es necesaria una dictadura de trabajadores organizados. La transformación evolutiva por
medio del sistema democrático no es posible, porque la clase dominante se ha
organizado en cuerpos civiles armados y ha erigido su propia dictadura para mantener a
los trabajadores en la miseria y en la ignorancia e impedir su emancipación.
5°. Internacionalismo y antiimperialismo económico. La doctrina socialista es de carácter
internacional y exige una acción solidaria y coordinada de los trabajadores del mundo.
Para iniciar la realización de este postulado, el Partido Socialista propugnará la unidad
económica y política de los pueblos de Latinoamérica, para llegar a la Federación de las
Repúblicas Socialistas del Continente y la creación de una economía antiimperialista.

PROGRAMA Y REGLAMENTO DEL PARTIDO OBRERO SOCIALISTA

TEXTOS DE LUIS EMILIO RECABARREN
PROGRAMA Y REGLAMENTO DEL
PARTIDO OBRERO SOCIALISTA
Exposición de principios
Socialismo es una doctrina por la cual se aspira a transformar la constitución de la
sociedad actual, por otra más justa e igualitaria.
Consideramos que esta sociedad es injusta desde el momento que está dividida en dos
clases; una capitalista que posee las tierras, las minas, las fábricas, las máquinas, las
herramientas de labor, la moneda y en fin, posee todos los medios de producción; otra,
la clase trabajadora, que no posee otra cosa, más que su fuerza muscular y cerebral, la
cual se ve obligada a poner al servicio de la clase capitalista para asegurar su vida,
mediante el pago de una cantidad, denominada salario.
Que este salario no corresponde al producto total del trabajo corporal o mental que el
obrero realiza, sino que es una ínfima parte de este producto y que éste obedece
únicamente a la necesidad de dotar de alimento al hombre y cuya cantidad está sujeta a
alteraciones según las necesidades de la industria o la afluencia de productores.
Considerando, además, que esta supremacía no proviene de ningún efecto natural, sino
del acaparamiento llevado a cabo por la clase capitalista.
Considerando, también, que el ambiente de vida actual, es defectuoso, corrompido,
mísero y lleno de ignorancia para aquellos que no forman parte de la clase privilegiada.
Que los privilegios de la burguesía están garantizados por el poder político, el que tiene
en sus manos y con el cual dispone de las fuerzas opresoras: ejércitos, policías, justicia,
legislatura, etcétera.
Por otra parte:
Considerando que la necesidad, la razón y la justicia exigen que la desigualdad y el
antagonismo entre una y otra clase desaparezcan, reformando o destruyendo el estado
social que los produce.
El Partido Obrero Socialista expone que el fin de sus aspiraciones es la emancipación
total de la Humanidad, aboliendo las diferencias de clases y convirtiendo a todos en una
sola clase de trabajadores, dueños del fruto de su trabajo, libres, iguales, honrados e
inteligentes, y la implantación de un régimen en que la producción sea, un factor común
y común también el goce de los productos. Esto es, la transformación de la propiedad
individual en propiedad colectiva o común.
Exponemos, también, que para realizar estos fines transformaremos en lo posible el
medio ambiente social salvándole de ignorancia, vicios y prejuicios.
Realizaremos lucha política, para arrebatar a la burguesía el poder político dominante en
el actual estado de cosas; realizaremos obra de saneamiento político llevando a las

Se ha formado en San Felipe el Partido

Mani fi es to
Exposición de motivos.
El Partido Socialista es un partido de clase que intenta cohesionar y educar políticamente a los
obreros, empleados y profesionales que en este momento viven al margen de toda acción política y
de lucha de clases o que militan equivocadamente en los partidos políticos burgueses. Por este
medio aspira a conseguir que estos elementos se disciplinen en su lucha por conquistas económicas
que son la base de las conquistas políticas y culturales. Y quiere que estos elementos lleguen así a
estar preparados para que en la hora oportuna reconozcan como única fila la de aquellos que luchan
por la implementación del socialismo integral.
Posición doctrinaria
Nuestro Partido acepta como doctrina el Socialismo Marxista. La doctrina socialista marxista para
este partido deberá ser practicada en una sociedad futura entregando el poder a los sindicatos de
clase.
A través de la lucha de clases en el momento presente tendemos al establecimiento de una sociedad
sin clases.
Queremos que, sobre la base de la solución previa del problema de la producción, se realice la fase
ulterior de la aspiración socialista, que es alcanzar la liberación del individuo.
Este partido declara que estará siempre en la oposición mientras dure el régimen capitalista y que en
ningún momento suscribirá alianzas con los partidos burgueses.
Conquistas inmediatas
1.- Desconocimiento de la Deuda Pública contraída a partir de la dictadura militar.
2.- Solución del problema de la cesantía mediante la confiscación inmediata de las tierras
improductivas y el establecimiento de las cooperativas de producción agrícola.
3.- Establecimiento del salario mínimo y reducción de la jornada de trabajo a 6 horas.
4.- Decomisación de las fortunas y bienes raíces de los funcionarios y adeptos del régimen militar,
cuyo origen, mediante proceso público y ante un Tribunal de Sanción Nacional, no puedan explicar.
5.- Limitación de la propiedad raíz a aquella extensión de un padre de familia, en una unión de ella,
pueda cultivar.
6.- Nacionalización por el Estado de todas las fuentes primarias de producción: Salitre, Carbón,
Minerales, Gas, Electricidad.

Carta del Comité Central del P.S.al






Santiago, 1° de diciembre de 1943.
Camarada Carlos Contreras Labarca
Secretario General del Partido Comunista
Presente
Estimado camarada:
El Partido Socialista estudió, con especial interés, en su último Congreso General realizado en
Valparaíso en agosto próximo pasado, la situación política chilena, ante los trascendentales
acontecimientos que se desarrollan en el mundo con motivo de la guerra y las innegables
consecuencias de orden social y económico que ella está produciendo y las que, necesariamente ha
de originar en el futuro, como lógico resultado de los cambios sociales que ha traído el conflicto, de
las nuevas relaciones financieras y políticas entre los pueblos, de las medidas económicas que los
gobiernos de las democracias combatientes se han visto obligadas a tomar y, sobre todo, por la
influencia de los sectores populares y de las clases obreras que ha sido ganada con ejemplar actitud,
tanto en el frente interno como en los campos de batalla, lo que ha contribuido en forma tan
terminante a la seguridad de ganar la guerra.
Dentro de este orden de ideas, el Partido Socialista no pudo menos de considerar el fracaso de
algunos partidos tradicionales, en los cuales las contradicciones sociales y económicas de sus
componentes, han anulado toda acción definida, lo que ha dificultado el avance de las masas
populares hacia las soluciones de orden económico que la transformación del mundo impone. Este
planteamiento evidenció la necesidad de superar esta etapa y para ello, el Congreso estudió la
posibilidad de la unificación de los Partidos Populares como una manera de acrecentar su desarrollo
e influencia y eliminar lo que permitiría romper el estancamiento político en que vivimos y darle al
movimiento social, el contenido y el vigor doctrinario que permita la solución de sus necesidades y el
progreso del país.
La realización de esta idea se veía grandemente facilitada por la reciente disolución de la III
Internacional que, al liberar al Partido Comunista chileno de una tutela —que lo había hecho
preocuparse básicamente del problema internacional, desde el punto de vista exclusivista y
absorbente de la URSS, olvidando, a veces, los intereses del movimiento obrero chileno— lo coloca
en la posibilidad de integrar esta nueva organización con la independencia y el sentido nacional de
otros partidos. Fue así que se acordó aceptar la concepción teórica de formar un Partido nuevo,
admitiendo, sí, que este proceso de unificación debía ser la culminación de una etapa de madurez
política. Dispuso entonces que el Comité Central del Partido Socialista planteara al Partido Comunista
las bases de un entendimiento común, como etapa previa, y considerando para ello, las divergencias
de orden doctrinario y táctico que habían evidenciado ambos, desde la fundación del Partido
Socialista.