miércoles, 9 de abril de 2008

Dejar a un lado el ilusionismo electoral-Clodomiro Almeyda






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Clodomiro Almeyda:
Dejar a un lado el ilusionismo electoral
Punto Final N° 42 del 22 de noviembre de 1967
Se ha hablado con insistencia en el último tiempo de una "crisis en la Izquierda", lo cual aparece
avalado, según algunos, por las revelaciones que han hecho dirigentes comunistas y socialistas de las
diferencias que existen en las tácticas de ambos partidos. A juicio suyo ¿puede hablarse con
propiedad de tal crisis?
Creo que si en algún proceso cualquiera se produce una crisis ello no envuelve necesariamente algo
negativo. Por el contrario, puede reflejar la maduración de nuevas tendencias creadoras que pugnan
por nacer en agudos antagonismos. La llamada crisis de la Izquierda, que se manifiesta en el plano
ideológico y orgánico y en su liderazgo, refleja en Chile el contradictorio proceso de una toma de
conciencia más profunda de nuestra realidad y de su problemática. Refleja igualmente la discusión
mundial, surgida en el seno del movimiento comunista internacional: las interrogantes abiertas por la
Revolución Cubana con relación a los caminos tradicionales de la Izquierda en América Latina; los
cambios producidos en el propio país en los últimos treinta años, que hacen de Chile algo muy
distinto de lo que fuera en la época en que nacieron y se conformaron los actuales partidos de
Izquierda; refleja la caducidad de las formas orgánicas en que estos partidos concibieron y .-
realizaron su política y expresa por último la caducidad de las generaciones de dirigentes que
correspondieron a ese período, incluyendo por cierto la mía. Digo esto último, porque mi generación,
la que pasó por las aulas universitarias en los años 40, sufrió directamente el impacto de una
concepción tecnocratista y economicista de la realidad que deformó su visión de la lucha política y
del socialismo, a diferencia de la generación actual que se está forjando en un crisol mucho más rico
de experiencias y perspectivas por lo que ésta puede, a mi juicio, en forma más auténtica y creadora,
servir de agente para la emergencia en Chile de una nueva Izquierda en la medida que madure y
decante sobriamente sus propósitos. En síntesis, por eso no me asusta esta crisis, que como todas las
crisis, no se puede programar sesudamente, ni estar exenta de extravíos y excentricidades
accidentales.
De su respuesta anterior se entiende que hay elementos externos que influyen en el proceso actual
por que atraviesa la Izquierda. Esos elementos que usted menciona ¿podrían interpretarse como
propios de unja crisis de la Izquierda en el mundo?
Sí, la pugna chino-soviética dentro del movimiento comunista internacional refleja los cambios
producidos a escala universal en la situación del mundo en los últimos veinte años. En la medida en
que éste es cada día más uno y solidario, la crisis alcanza con sus proyecciones a todos los rincones
de la tierra. Proyectada esa crisis hacia la Izquierda latinoamericana y chilena, dos son los rasgos que
van definiendo la futura y correcta orientación que debe caracterizar en este plano al movimiento
popular en nuestro continente: su creciente internacionalización y su progresiva radicalización.
Su internacionalización, porque es cada vez más claro que todas las luchas de los pueblos del mundo
tienden a integrase en un frente común en contra del imperialismo norteamericano y sus agentes

Chile al borde de un colapso




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Entrevista a Carlos Altamirano
Entr ev is ta en Punto Final N° 93 del 9 de di ciembre de 1969
Punto Final entrevistó al senador socialista Carlos Altamirano sobre los abiertos síntomas de crisis
que presenta el esquema político nacional. La conversación con el senador Altamirano fue la
siguiente:
—El cuadro político nacional muestra características de crisis aguda. ¿Es que existe un trasfondo
económico y social que justifique esa crisis en la superestructura política?
—Evidentemente. Desde hace mucho tiempo venimos advirtiendo que el sistema "capitalista
dependiente", existente en Chile y en América latina, se ha revelado absolutamente incapaz de
resolver los agudos y urgentes problemas de nuestro pueblo. No se trata de hombres. Es un régimen
el que se encuentra en definitivo e irremediable fracaso. Con el señor Alessandri o con el señor Frei,
Chile no progresa. Exhibimos las más bajas tasas de desarrollo de América latina. La inflación
continúa galopante. La cesantía alcanza los más altos niveles. La agricultura, la industria y la minería
se encuentran estancadas. El cuadro anterior aparece distorsionado por los altísimos precios del
cobre, situación que nos hace figurar con altos ingresos en moneda extranjera por concepto de
exportaciones y a título de impuestos. El hecho concreto e irrebatible es que nuestro país está
tocando fondo en materia de anarquía política, de caos económico, de crisis moral, de frustración
colectiva.
—Debemos considerar muy especialmente el hecho de que aparentemente no existirían razones
para un cuadro tan sombrío y deplorable. Como se encarga de demostrarlo el propio Ministro de
Hacienda en su última exposición al país, Chile ha dispuesto de mayores ingresos por concepto de
exportaciones de toda su historia del orden de los 400 millones de dólares anuales. Esto es, dos mil
millones de dólares en los últimos cinco años. Lo anterior se debe esencialmente, como ya lo
expresé, al aumento del precio del cobre. Si comparamos la situación de Chile con cualquier otro país
latinoamericano en esta materia, resultamos muy favorecidos. Chile dispone de 115 dólares por
persona si dividimos el valor total de sus exportaciones por la población, en circunstancias que países
como Argentina sólo cuentan con 64 dólares por persona. México 48 y Brasil con 19. En otras
palabras, no podemos alegar falta de recursos extranjeros. Aun más, durante los años 1968 y 1969, a
título de créditos e inversiones extranjeros, recibimos según el Ministro de Hacienda, 536 y 540
millones de dólares, respectivamente. Más de mil millones de dólares en sólo dos años. También
debemos recordar que Chile es el país más endeudado de la tierra, excepto Israel. La deuda por
habitante es de 250 dólares, aproximadamente. El país que nos sigue en materia de endeudamiento
es Brasil, 130 dólares por habitante. En estas condiciones, ¿por qué la gravísima crisis política,
económica y social que afecta a nuestro país? ¿Acaso nos faltan los dólares? ¿No ha dispuesto el
gobierno de facultades casi omnímodas para resolver los problemas nacionales? La respuesta a estas
preguntas no puede sino llevarnos a la conclusión de que el problema de nuestro pueblo y de los
pueblos de América latina, no se resuelve con dólares más o dólares menos, con gobiernos
reformistas o con paliativos circunstanciales. Es necesaria una reforma profunda en nuestras

El Partido Socialista en la Revolución Chilena



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Adonis Sepúlveda Acuña
Nuestra estrategia descarta de hecho la vía electoral como método para alcanzar nuestro objetivo de
toma del poder. ¿Significa esto abandonar las elecciones y propiciar el abstencionismo por
principios? Debemos clarificar este problema sobre el cual, consciente o inconscientemente, se hace
tanta oscuridad.
Un partido revolucionario, que realmente es tal, les dará un sentido y un carácter revolucionario a
todos sus pasos, a todas sus acciones y tareas que emprenda y utilizará para estos fines todos los
medios que permitan movilizar las masas. Atengámonos a un ejemplo histórico: los bolcheviques
utilizaron siempre los elecciones, aunque en situaciones concretas, les declararon el boicot, luchando
activamente para que el pueblo no participara en ellas Lenin se rió del cretinismo antiparlamentario
de los anarquistas, pero a la vez fustigó con violencia inusitada el parlamentarismo burgués, la lucha
electoral sin principios y sin programa, por conquistar votos o cargos. La acción parlamentaria
separada de la lucha por la revolución no tenía sentido para él. ¿Significa esto que los bolcheviques
estaban por la "vía insurreccional" en contraposición a la "vía electoral"? No, a ellos no les cabía
mentalmente separar el fondo de la forma, su esencia revolucionaria de su acción práctica. Es decir,
para ellos había una sola vía: la revolucionaria, expresada en todos sus métodos y acciones. Ahora, si
se trata de responder si es posible conquistar el poder por la vía electoral, entendiendo por esto la
instauración de un gobierno obrero que expropie los medios de producción de la burguesía, para
organizar una sociedad socialista indudablemente, tanto la historia del movimiento obrero como los
principios marxistas dicen categóricamente que no es posible y que una política de este orden sólo
sirve para sembrar falsas ilusiones en los trabajadores. Pero si se trata de utilizar las elecciones para
movilizar las masas, impulsándolas a la lucha revolucionaria y a la insurrección, se estará usando
correctamente un método marxista. Las condiciones concretas determinarán en cada caso las
posibilidades de desarrollar de la mejor manera posible la lucha de clases en todos los terrenos.
Usemos otro ejemplo histórico: los bolcheviques se tomaron el poder en los momentos en que
empezaba a funcionar la "Asamblea Constituyente" que ellos habían exigido y era parte de su
programa y cuyos diputados habían sido elegidos por el pueblo después de la caída del zar y entre los
cuales había una gran cantidad de bolcheviques. Como esa Asamblea le iba a dar forma a una
república democrático-burguesa, con el apoyo del pueblo armado, simplemente la disolvieron para
darle vida a un gobierno de obreros, soldados y campesinos. Es decir, los bolcheviques supieron
utilizar los mecanismos burgueses para la revolución, pero jamás encerraron la revolución en esos
mecanismos.
Afirmamos que es un dilema falso plantear si debemos ir por la "vía electoral" o la "vía
insurreccional". El partido tiene un objetivo, y para alcanzarlo deberá usar los métodos y los medios
que la lucha revolucionaria hagan necesarios. La insurrección se tendrá que producir cuando la
dirección del movimiento popular comprenda que el proceso social, que ella misma ha impulsado, ha
llegado a su madurez y se disponga a servir de partera de la revolución.

LAS PRIMERAS 40 MEDIDAS DEL GOBIERNO POPULAR

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1. SUPRESIÓN DE LOS SUELDOS FABULOSOS
Limitaremos los altos sueldos de los funcionarios de confianza. Terminaremos con la
acumulación de cargos y sueldos (Consejerías, Directorios, Representaciones).
Terminaremos con los gestores administrativos y traficantes políticos.
2. ¿MÁS ASESORES? ¡NO!
Todo funcionario pertenecerá al escalafón común y ninguno estará al margen de las
obligaciones del Estatuto Administrativo. En Chile no habrá más ASESORES.
3. HONESTIDAD ADMINISTRATIVA
Terminaremos con los favoritismos y los saltos de grados en la Administración Pública.
Habrá inamovilidad funcionaria. Nadie será perseguido por sus ideas políticas o
religiosas; se atenderá a la eficiencia, la honradez y el buen trato con el público de los
funcionarios de Gobierno.
4. NO MÁS VIAJES FASTUOSOS AL EXTRANJERO
Suprimiremos los viajes al extranjero de los funcionarios del régimen; salvo aquéllos
indispensables para los intereses del Estado.
5. NO MÁS AUTOS FISCALES EN DIVERSIONES
Los automóviles fiscales no podrán usarse bajo ningún pretexto con fines particulares.
Los vehículos que queden disponibles se utilizarán para fines de servicio público, como
transporte de escolares, traslados de enfermos de las poblaciones o vigilancia policial.
6. EL FISCO NO FABRICARÁ NUEVOS RICOS
Estableceremos un control riguroso de las rentas y patrimonios de los altos funcionarios
públicos. El gobierno dejará de ser una fábrica de nuevos ricos.
7. JUBILACIONES JUSTAS, NO MILLONARIAS
Terminaremos con las jubilaciones millonarias, sean parlamentarias o de cualquier sector
público, o privado, y utilizaremos esos recursos en mejorar las pensiones más bajas.
8. DESCANSO JUSTO Y OPORTUNO
Daremos derecho a jubilación a todas las personas mayores de 60 años, que no han
podido jubilar, debido a que no se les han hecho imposiciones.
9. PREVISIÓN PARA TODOS
Incorporaremos al sistema previsional a los pequeños y medianos comerciantes,
industriales y agricultores, trabajadores independientes, artesanos, pescadores,
pequeños mineros, pirquineros y dueñas de casa.

Seguir avanzando, golpear juntos, no conciliar






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Entr ev is ta a Carl os Lorc a, Se cr et ar io Genera l de la FJS
CARLOS Lorca Tobar, secretario general de la Juventud Socialista y miembro del Comité Central del
PS, recientemente designado presidente del Comando Juvenil de la Unidad Popular, nació en
Santiago el 19 de noviembre de 1945.
Ingresó a la JS en 1965, primer año de la administración freísta; en 1969 llegó a ser presidente del
centro de alumnos de la facultad de Medicina de la Universidad de Chile, y en 1970-71 fue vocal de la
Federación de Estudiantes (FECH).
Carlos Lorca obtuvo el título de médico y fue designado para la secretaría general de la JS en la
Vigésima Conferencia de esta juventud política, celebrada en Concepción en septiembre de 1971.
PUNTO FINAL lo entrevistó para registrar sus opiniones sobre la actual coyuntura política chilena y
esta es la versión textual del diálogo:
PF: A su entender, ¿cómo se manifiesta el enfrentamiento de clases en el plano juvenil, Y qué
avances han registrado tanto la izquierda como la derecha en ese nivel?
CARLOS LORCA: La juventud está inmersa como toda la sociedad en la lucha de clases y por lo tanto
no puede escapar a sus leyes, aunque características propias del período vital le dan un sello
particular. Aclaramos que para los marxistas no rige la llamada lucha generacional, ya que la lucha de
clases impone su sello en todo orden de cosas. Ahora que la izquierda chilena hace un balance de lo
realizado en este periodo de transformaciones revolucionarias abierto con la conquista del gobierno
por los trabajadores, no podemos dejar de mirar con ojo crítico la actividad de la izquierda en el
plano juvenil. Han surgido síntomas peligrosos que obligan a rectificar rumbos. La penetración en
sectores juveniles por la organización fascista "Patria y Libertad", que predica que el "nacionalismo"
(léase fascismo) es misión de juventud; la conservación de posiciones de la juventud del Partido
Nacional en el plano universitario, y la mantención y aún el crecimiento de influencia
democratacristiana en algunos sectores juveniles (su conquista de la dirección de la Federación de
Estudiantes Secundarios de Santiago (FESES), por ejemplo), son hechos que deben imponernos una
seria evaluación crítica y autocrítica.
Por otro lado comprobamos que la izquierda, controla las organizaciones juveniles obreras y
campesinas y la inmensa mayoría de las federaciones estudiantiles universitarias y de enseñanza
media. La reciente victoria de la Unidad-Popular en la Federación de Estudiantes de la Universidad de
Concepción (FEC), (donde otra fuerza de izquierda obtuvo la segunda mayoría, N.R.); la victoria de los
candidatos de izquierda en las elecciones complementarias pasadas en las mesas nuevas, donde los
jóvenes tenían muy altos porcentajes de votación, nos demuestra que la juventud constituye una
inmensa reserva revolucionaria que no hemos sabido explotar en la debida forma en la lucha por el
poder, arrebatándole al enemigo de clase la cuota fundamental de poder que conserva y utiliza en su
ofensiva anti-popular.

El Partido Socialista es el Pueblo Militante.

Chile vive un momento crucial de su historia. Estos días sólo admiten comparación con los gloriosos
tiempos de la gesta emancipadora de 1810 y con los trágicos meses que culminaron con el suicido
del Presidente Balmaceda, quien inmoló su vida en defensa de las riquezas nacionales.
Esta vez estamos luchando por nuestra segunda y definitiva independencia.
Queremos hacer de nuestra patria una nación libre y soberana en lo político, en lo económico, en lo
social y en lo cultural.
Esta tarea no puede lograrse sin inmensos sacrificios, sin una gran disciplina colectiva y sin una
resuelta voluntad revolucionaria. Nuestro camino hacia el socialismo surge de una realidad nacional
absolutamente propia y, en consecuencia, debe adaptarse a ella. Las experiencias revolucionarias
ocurridas en otros países nos aportan enseñanzas inestimables. Pero, en definitiva, nuestra
Revolución deberá ser producto del genio creador del pueblo chileno. En consecuencia, la política
revolucionaria seguida por el Gobierno de Salvador Allende es el resultado de decisiones autónomas
y democráticas del pueblo mismo. La lucha por la construcción del socialismo no está subordinada a
ningún centro de dirección política externa ni acepta otro modelo revolucionario que no sea aquel
que surja de la voluntad colectiva de los trabajadores y de la singular naturaleza de nuestra historia.
La política del Gobierno Popular está destinada a convertir al pueblo chileno en protagonista y
usufructuario del desarrollo cultural, social y económico y está inserta en el contexto del proceso
histórico nacional.
Sedición oligárquica
El triunfo electoral no significa la culminación de un proceso sino su comienzo. Hemos prometido
transformaciones reales y profundas en las estructuras vigentes. Sin embargo, al iniciarse el
cumplimiento de estos objetivos los sectores reaccionarios no han vacilado en recurrir a las más
obscuras maniobras para frustrar esta magna tarea histórica.
No se han detenido ante nada. Impulsaron la siniestra campaña del terror, intentaron provocar un
caos financieros, desprestigiaron al país en el exterior, planearon y consumaron el asesinato del
Comandante en Jefe del Ejército, General René Schneider, propagaron noticias alarmistas y armaron
bandas de mercenarios terroristas dispuestos a llevar al país al borde mismo de una guerra civil.
La sedición oligárquica continúa acrecentándose y la insolencia de sus personeros alcanza límites
intolerables. Frente a esta situación el Partido Socialista reafirma su inquebrantable decisión de
cumplir con el Programa de la Unidad Popular y enfrentar sin vacilaciones la enconada resistencia
enemiga.
Mistificación reaccionaria

Resolución Política del Congreso de La Serena

Partido Socialista:


La Serena, enero de 1971
1. El triunfo electoral del camarada Salvador Allende y la posterior instalación de la Unidad Popular en
el gobierno, tras de infligir una grave derrota a la burguesía y al imperialismo han generado nuevas y
favorables condiciones a la clase obrera y a las masas chilenas, para una efectiva conquista del
poder que hace posible iniciar la construcción del socialismo en el país. A su organización, grado de
conciencia y experiencia combativa, los trabajadores suman ahora una correlación de fuerzas
favorable y el control sobre una parte fundamental del aparato gubernamental.
Sin embargo, las clases poseedoras conservan prácticamente todos los elementos para seguir
ejerciendo su dominio de clase. En estas condiciones, el Gobierno Popular desenvuelve su acción
entrabado por la institucionalidad burguesa y por la resistencia cada vez más activa desplegada en
todos los planos por la reacción nacional y extranjera.
2. Después del triunfo electoral, la Unidad Popular debió enfrentar distintas reacciones políticas de la
burguesía, cada una de las cuales encerraba el mismo objetivo contrarrevolucionario: impedir el
ascenso de los trabajadores al aparato estatal. Unos intentaron crear el pánico y el caos económico;
otros, que jugaron al golpe de fuerza fascista, vieron frustradas sus intenciones por el asesinato del
General Schneider, que provocó un repudio nacional; otros, buscaron ganar tiempo, bloquear el
cumplimiento del programa e inmovilizar al gobierno popular tras la exigencia de las llamadas
"garantías democráticas".
En los momentos actuales, la burguesía se agrupa alrededor de la Democracia Cristiana y
secundariamente alrededor del Partido Nacional y de la Democracia Radical. La llamada "izquierda
de la Democracia Cristiana" con su permanencia en ese partido y con su indecisión, está sirviendo de
biombo a la Derecha, y a los sectores reaccionarios que participan en la gran conjuración contra el
gobierno del camarada Salvador Allende y contra los trabajadores. Sólo una política de
transformaciones profundas y de aceleración creciente de proceso revolucionario, obligará a una
definición a los grupos de trabajadores democristianos.
3. En el campo de la masa trabajadora, la victoria de la Unidad Popular ha permitido la superación de
la influencia del reformismo burgués democristiano sobre una parte de ella. Además, esta victoria, a
pesar de la desmovilización del pueblo producida después del 4 de noviembre, ha servido de estímulo
a nuevas capas populares que plantean abiertamente sus aspiraciones y contribuyen a ensanchar y
fortalecer el movimiento de masas. El conjunto de las medidas amadas e iniciadas por el gobierno
refuerzan objetivamente la potencialidad revolucionaria de la situación y agudizan la polarización de
las clases. La contradicción entre las fuerzas crecientes de las masas y el poder de la burguesía
definen esta etapa como un período esencialmente transitorio. Nuestro objetivo, por lo tanto, debe ser
el de afianzar el gobierno, dinamizar la acción de la masas, aplastar la resistencia de los enemigos y
convertir el proceso actual en una marcha irreversible hacia el socialismo.
4. Reconocemos autocríticamente que algunas de las acciones de los trabajadores han sobrepasado
a las direcciones políticas de la Unidad Popular y están planteando, de hecho, la cuestión del poder.
Reconocemos también con satisfacción que el compañero Presidente de la República ha estado en la
vanguardia de las iniciativas por el cumplimiento del programa.
El Congreso General del Partido Socialista, junto con reconocer y respalda plenamente la acción
realizada desde la presidencia por el camarada Salvados Allende, afirma que la vanguardia del
proceso revolucionario chileno debe estar constituida por los partidos de la clase obrera como fuerza
motriz de la lucha social. Es responsabilidad de estos partidos reencontrarse con la lucha de masas,