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Clodomiro Almeyda:
Dejar a un lado el ilusionismo electoral
Punto Final N° 42 del 22 de noviembre de 1967
Se ha hablado con insistencia en el último tiempo de una "crisis en la Izquierda", lo cual aparece
avalado, según algunos, por las revelaciones que han hecho dirigentes comunistas y socialistas de las
diferencias que existen en las tácticas de ambos partidos. A juicio suyo ¿puede hablarse con
propiedad de tal crisis?
Creo que si en algún proceso cualquiera se produce una crisis ello no envuelve necesariamente algo
negativo. Por el contrario, puede reflejar la maduración de nuevas tendencias creadoras que pugnan
por nacer en agudos antagonismos. La llamada crisis de la Izquierda, que se manifiesta en el plano
ideológico y orgánico y en su liderazgo, refleja en Chile el contradictorio proceso de una toma de
conciencia más profunda de nuestra realidad y de su problemática. Refleja igualmente la discusión
mundial, surgida en el seno del movimiento comunista internacional: las interrogantes abiertas por la
Revolución Cubana con relación a los caminos tradicionales de la Izquierda en América Latina; los
cambios producidos en el propio país en los últimos treinta años, que hacen de Chile algo muy
distinto de lo que fuera en la época en que nacieron y se conformaron los actuales partidos de
Izquierda; refleja la caducidad de las formas orgánicas en que estos partidos concibieron y .-
realizaron su política y expresa por último la caducidad de las generaciones de dirigentes que
correspondieron a ese período, incluyendo por cierto la mía. Digo esto último, porque mi generación,
la que pasó por las aulas universitarias en los años 40, sufrió directamente el impacto de una
concepción tecnocratista y economicista de la realidad que deformó su visión de la lucha política y
del socialismo, a diferencia de la generación actual que se está forjando en un crisol mucho más rico
de experiencias y perspectivas por lo que ésta puede, a mi juicio, en forma más auténtica y creadora,
servir de agente para la emergencia en Chile de una nueva Izquierda en la medida que madure y
decante sobriamente sus propósitos. En síntesis, por eso no me asusta esta crisis, que como todas las
crisis, no se puede programar sesudamente, ni estar exenta de extravíos y excentricidades
accidentales.
De su respuesta anterior se entiende que hay elementos externos que influyen en el proceso actual
por que atraviesa la Izquierda. Esos elementos que usted menciona ¿podrían interpretarse como
propios de unja crisis de la Izquierda en el mundo?
Sí, la pugna chino-soviética dentro del movimiento comunista internacional refleja los cambios
producidos a escala universal en la situación del mundo en los últimos veinte años. En la medida en
que éste es cada día más uno y solidario, la crisis alcanza con sus proyecciones a todos los rincones
de la tierra. Proyectada esa crisis hacia la Izquierda latinoamericana y chilena, dos son los rasgos que
van definiendo la futura y correcta orientación que debe caracterizar en este plano al movimiento
popular en nuestro continente: su creciente internacionalización y su progresiva radicalización.
Su internacionalización, porque es cada vez más claro que todas las luchas de los pueblos del mundo
tienden a integrase en un frente común en contra del imperialismo norteamericano y sus agentes